La pérdida de visión que se va desarrollando con el pasar de los años es generadora de muchos accidentes de tránsito.
Aunque las personas de la tercera edad se sientan bien conduciendo y desarrollando otro tipo de actividades, no deben desconocer que han ido perdiendo agudeza en muchas de sus facultades, como resultado del proceso normal de envejecimiento y, entre ellas, la agudeza visual.
A partir de los 55 años se produce un deterioro progresivo de las capacidades psicomotoras, que se hacen más evidentes a partir de los 65 y que son extremas después de los 75 años, produciéndose una merma en la capacidad de atención, de la visión, audición y los reflejos, lo que se traduce en pequeños despistes, ha asegurado José Antonio Flórez, catedrático de Ciencias de la Conducta de la Facultad de Medicina de Oviedo.
Algunos factores físicos que generalmente afectan la capacidad visual de las personas mayores de 60 años, es la alta sensibilidad al brillo de la luz, problemas de enfoque que hacen más complicado la percepción de las distancias, velocidades y profundidades. Además, la visión periférica comienza a fallar y defectos refractivos como la miopía, hipermetropía, astigmatismos o enfermedades como el glaucoma y las cataratas, comienzan a empeorar.
Es necesario que todos conozcan esta información y que se hagan conscientes de lo delicado del asunto. Lo importante es entonces que los conductores que entran en esta etapa de la vida sean honestos consigo mismos y se pregunten si sus capacidades les permiten ser conductores seguros tanto para quienes van junto a ellos en el auto como para los otros conductores y los peatones.
Si es tu caso o el de algún familiar, no dudes en consultar a tu optómetra. Es imprescindible hacer una evaluación para saber si aún se está en condiciones al menos aceptables para conducir. La responsabilidad es de todos.
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